lunes, 25 de abril de 2011

danza el arlequin















hubiese rodado entre los frescos cadáveres que sembró la tormenta de no haber elegido el camino de flores. mi intención es no volver. no miro hacia atrás desde que perdi las llaves de las puertas de roca entre las porocidades de la tierra, desde que perdí la razón o encontré.
los dedales ya pasaron de moda si te pinchaste el dedo otra vez será porque te gustó la sensación.
eso de andar descalzo entre las nueces que crujen a cada paso me nutre. como un arlequin de porcelana me retuerzo con la mirada a los pies.
cuando se colgó de mi, de aquel, la mujer que vestía negro, no fui yo quien la dejó caer como un fruto. sino la danza. y el tiempo. es que uno al danzar olvida lo sujeto.
no cayó desplomándose como un durazno maduro, sino que se derramo sobre toda la sala de nueces y caracoles, como una miel, como un almíbar y dibujo estrías por la velocidad.
quien danza recuerda a la mujer de negro como una miel dibujando estrías en el espacio tiempo, ¿será que mueres cada vez q danzas? muere y danza, joven tu esperanza.