domingo, 27 de marzo de 2011

Niño azul.


Tres trenes blancos viajan sin escalas, en la noche de platino y cascara de durazno.
- En que nos convertimos? - Se preguntó el niño sin poder darse una respuesta.
- Cuanta luz se le extravió al ave? - Preguntó el capitán.
- Tanta como puedas imaginarte - Le dijo el niño.
- Hoy es hora de que tomes el mando - dijo el capitán y mirándolo a los ojos le sonrío.
- Cuántas veces esperé este momento.
- Es tu turno.
- Con permiso, ajustaré mi cinturón y el tuyo y giraremos sobre mi eje tres veces más.
- Hoy la nave parece una aceituna. - dijo el capitán
El niño sonríe y canta mientras su pies se mueve siguiendo un compás distinto al de la canción que entona.
- ¿Qué es lo que te enorgullece? si aún ni si quiera has hecho tus tareas! Deberías comer mas uvas si crees que este es el momento de volar.
- Todas las mañanas no alcanzan para rellenar tus poros.
- Quisiera poder mirarte de nuevo a los ojos y al fin cubrirme entre la lucidez qye te lleva a dónde sabés bien que vas. Si alguna vez pensaste en dejarme acá tirado como una bolsa de nueces, porque en vez de hacerlo no me sembrás en tu patio. Quizás algún día nazcan los círculos envueltos de sueños que dejamos caer.
- Yo ya no creo en la barba, capitán.
- Es que aun no le perdiste el sentido.
- Yo ya no confío en los antídotos. Ninguno es eficiente, ante tanta realidad en polvo.
- Yo no molí el instante. Lo juro.
- Nadie lo juzga. Usted condujo hasta hoy.
- Pero si puedo asegurar que absorbo el pellejo de los pequeños trofeos que aun nadie ganó. Me calman la sed.
- La ceguera ya no se le irá si vive entre las sombras. Quizás si le crezcan antenas. O cuerdas umbilicales. Y así de nuevo vuelva a quitarse el sombrero para saludar.
- Pedalearás como nadie niño.
- El cometa azul ya definió la forma.
- Dale que va.