sábado, 7 de abril de 2012

Esperanza


Dama clara de la simpleza de la vida. A ti me dirijo, porque me he enfrentado a tu espejo y no he dejado de verme a mi mismo desnudo en tu mirada. Un espejo profundo y claro. Como el mar mas antiguo. De ti se desprende la realidad como en huracanes. Y yo que he aprendido a danzar bajo la lluvia desde el nacimiento, no logro entender para que los creas. Para que te destruyes todo el tiempo.
Y a la vez no se mas que imitarte, y no logro salirme de lo que me enseñas. He aprendido a danzar, pero ahora, no hago mas que reflejar los huracanados vientos que emites, con ese pulso que parece de calma, pero que trae caos en su vientre.

Me has enseñado a morir lentamente. y de a poco recuerdo lo más esencial del mensaje de muerte. La vida.
No es simple salir bailando en medio de este camino de mil muertes, sin derramar una lagrima. En medio de tanto río gris. Las aves, ya no cantan en las mañanas de mi tierra. Sin embargo, han de volver a cantar. Pues aún no es tarde. La vida siempre sale adelante. Y lo veo cada vez, luego del otoño, luego del atardecer. Luego del dolor en el pecho.

Esto no es un mensaje de esperanza. Es esperanza.